El caso que hoy nos ocupa se refiere a un divorcio en el que el padre era el que, en este caso, se ocupaba de los cuidados diarios de su bebé de seis meses. Sin embargo, el primer abogado de la madre solicitaba la guardia y custodia exclusiva para sí.
Fernando acudió a nuestro despacho el pasado mes de agosto de 2016. En consulta nos indicó que estaba casado y con un niño de seis meses en la actualidad, y que él era el principal cuidador del niño. Por su parte, su mujer tenía un trabajo como directiva, y era él quien se ocupaba en todo momento del cuidado diario y ordinario del menor, llevaba al niño a la guardería, se encargaba de los baños diarios, pañales, biberones, lo recogía por las tardes, etc.
En la primera conversación mantenida con el abogado contrario nos manifestó que un bebé tan pequeño debía estar bajo la custodia exclusiva de su madre, e incluso sin derecho a pernoctas con el padre, lo cual, y viendo por nuestra parte la realidad familiar, nos parecía asombroso y nos conducía a un pleito seguro.
Resulta difícil creer que aún existen profesionales que siguen anclados en estereotipos que nada tienen que ver con la realidad de la sociedad actual en el cual tanto los hombres como las mujeres están plenamente capacitados para asumir el cuidado de los hijos.
La importancia de contar con un buen abogado de familia
Si bien, tuvimos la gran suerte de que la madre, finalmente encomendó su asunto a otro letrado, y en esta ocasión, un buen abogado de familia, conocedor de la realidad familiar y judicial actual.
Con él conseguimos abrir un diálogo y negociación, con el cual, en menos de una semana conseguimos pactar una custodia compartida del niño, que permitirá tanto al padre como a la madre poder cuidar a su hijo e incluso conciliar su actividad laboral con el cuidado del menor, beneficiando indudablemente al pequeño, que tendría la posibilidad de crecer con las figuras de ambos progenitores presentes en su vida.