Soy abogada de familia, me gusta mi profesión y me apasiona el derecho de familia. Muchos clientes me dicen que no saben cómo puedo sobrellevar todos los problemas y conflictos que veo cada día, que ellos no serían capaces de hacerlo, pero no se dan cuenta que en el momento en que lo están diciendo es porque ellos se encuentran inmersos en un conflicto que les abruma. Por mis años de experiencia conozco que el conflicto termina, y la situación que en el momento inicial viven, con el tiempo mejorará.
Mi trabajo, como el de todos mis compañeros, aquellos abogados de familia, que han elegido esta profesión, grandes profesionales que no sólo conocen el derecho, sino que además se implican con los clientes, es muy gratificante.
No puedo negar que también sufro grandes desesperanzas, sentencias judiciales injustas, padres o madres que también son muy injustos y por qué no decirlo, abogados – que no compañeros – que generan grandes injusticias, que suponen años de lucha feroz para reponer los derechos.
Y desde este blog, quiero dar las gracias a todas las personas que acuden a mi despacho, por dejarme escucharles y poder entender su situación, por ayudarme a ser una mejor persona al permitirme conocer su vida, sus miedos y sus esperanzas y, sobre todo porque al final del tiempo que estamos juntos, saber que mi trabajo ha servido para que su conflicto haya acabado.
Y como no dar las gracias a mis compañeros de esperanzas y sufrimientos. Gracias por estar conmigo cada día.